Es un sistema de resolución de conflictos en el que un tercero imparcial, sin poder decisorio, llamado mediador ayuda a las partes a buscar por sí mismas una solución al conflicto y sus efectos, mediante acuerdos.
«Es un proceso que intenta evitar que los conflictos de familia se resuelvan en tribunales, en situaciones de tensión y enemistad. Por el contrario la mediación intenta que las consecuencias del término del vínculo se regulen de la manera menos traumática posible, pensando siempre y en primer lugar en los hijos y su resguardo, físico, social y psicológico.»
El proceso de mediación apuesta a que los involucrados en los conflictos, son personas capaces de hacerse cargo de sus propios problemas. El término de un vínculo, es una situación siempre difícil, pero no hay nadie que conozca mejor la historia familiar que los propios involucrados. Este auto conocimiento, permite visualizar de manera más clara la solución del problema y la intervención de los mediadores, ayuda a que los afectados puedan llegar, por la siempre positiva vía de la conversación, a una mejor reorganización y acuerdo en el que sólo deciden las partes interesadas.
El mediador familiar entonces, aporta profesionalmente para que los afectados tengan las herramientas comunicativas suficientes para finalizar de la mejor manera su inconveniente. Los mediadores, son profesionales especializados en resolver fricciones innecesarias en situaciones que de por sí son difíciles, poniendo sus esfuerzos en apoyarlo a usted y su familia para evitar llegar a la instancia de tribunales, que conlleva a un mayor gasto de tiempo, recursos y energías.
La mediación tiene un tiempo límite legal de 60 días, aunque en la práctica los casos se resuelven en menor tiempo. El plazo puede prorrogarse hasta 60 días más, siempre que las partes estén de acuerdo. El proceso de mediación considera que los tiempos de cada persona son diferentes, razón por la cual se considera esta flexibilidad.
Los mediadores deben velar porque no existan desigualdades entre los involucrados, que puedan afectar el proceso y hacer que se imponga la posición de uno sobre el otro. Esto permite que los acuerdos alcanzados no sean simplemente funcionales a los intereses de una de las partes y sirvan realmente a la resolución de conflictos, de manera que el acuerdo alcanzado perdure en el tiempo.
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